El PAN ha sido ineficiente.
No más política asistencialista
Angel Mario Ksheratto
(Archivo 24 de junio)
Roberto Albores Gleason, no vacila en culpar al gobierno federal del estancamiento legislativo, financiero y político del país; “ha sido un gobierno ineficiente que no supo qué hacer con los recursos”, dice y confirma que el Congreso de la Unión, aprobó partidas extraordinarias para temas como la seguridad, salud, educación y otros rubros, cuyos resultados, a juicio suyo, han sido nulos.
Ante ello, el candidato del PRI al Senado de la República, asegura que la única opción es “el cambio” que implica ver hacia el futuro y nunca al pasado. En entrevista telefónica, Albores Gleason se pronuncia por intensificar las políticas públicas, y niega que el PRI tenga intenciones de privatizar a PEMEX, aunque admite que propugnarán porque se le inyecte capital privado. Sobre las razones por las que el Revolucionario Institucional fue echado de Los Pinos, habla poco, pero prioriza las actuales condiciones de un partido que al menos en Chiapas, ha tenido problemas serios de credibilidad.
—¿Por qué deben los electores votar por el Partido Revolucionario Institucional?
México debe ser protagonista en ésta dinámica global. Por eso quiero ser senador de la República, para aportar a las reformas estructurales que requiere el país y obviamente, quiero ser un senador que vaya con todo, al proyecto que lleva Peña Nieto, que seguramente, será el presidente de México; evidentemente, quiero ser un senador que va a ir con todo, en el proyecto de estado que encabezará Manuel Velasco Coello. A mí me mueve la política de resultados. En el PRI tenemos una generación de candidatos muy jóvenes que entienden de política y tienen interés de servir a la gente. Por ejemplo, tenemos como candidato a la Presidencia a un político muy joven que gobernó al estado de México con mucho acierto y tenemos para gobernar a Chiapas, a otro joven, de 32 años, dispuesto a hacer que las cosas sucedan.
—Hace 12 años, el Partido Acción Nacional, pidió el voto para cambiar al país y ganó la Presidencia de la República. Nada sucedió, no hubo ningún cambio. Hoy de nuevo, el PRI pide un voto para “el cambio”, ¿a cuál “cambio” se refieren?
—Hay que entender los tiempos históricos; el PRI de antes no es el PRI de hoy; soy priísta porque estoy convencido que es un partido que ha aportado muchas cosas a México. El PRI es un partido que se ha reeditado, se ha rediseñado; los priístas de hoy, encabezados por Enrique Peña Nieto, están volcados a ver hacia el futuro y no voltear a ver hacia el pasado. Con eso quiero decir que hay un PRI que ha aprendido de sus errores y lo que veo con gran convicción, es que hay un PRI de gente de todas las edades, muy profesionales, que saben gobernar sobre el fundamento que México requiere rumbo. En ese sentido te digo que lo primero que haremos al asumir el poder, es un gobierno eficiente.
Con las herramientas que tiene el gobierno federal, el gobierno del PAN ha sido muy ineficiente; con los recursos que ha tenido y que fueron aprobados por nosotros los diputados, no ha podido sacar al país de la crisis. En el Congreso de la Unión, le aprobamos importantísimas cantidades de dinero en materia de seguridad, educación, salud, agricultura, en fin y nunca se atendió la problemática del país. Nosotros, para eficientar al gobierno que encabezaremos, pondremos dinamismo en las instituciones pero además, impulsaremos reformas de fondo para garantizar que las instituciones, funcionen adecuadamente. Necesitamos intensificar todas las políticas públicas para reactivar la economía; tenemos que incentivar y reactivar la política energética, para que ese sector sea más eficiente y a menores costos. Esto nos permitirá recortar la brecha entre el sur y el norte. Chiapas tiene enormes potenciales, pero también grandes rezagos que me propongo ayudar a superarlos. Para ello buscaré incentivos para las grandes, medianas y pequeñas empresas para que se instalen en Chiapas. Vamos a procurar impulsar la alta tecnología en aquellos sectores donde sea necesario.
—En materia de energéticos, algunos sectores, especialmente de izquierda, acusan al PRI de tener como proyecto principal, privatizar PEMEX. ¿Será la privatización la única opción para rescatar a PEMEX de la corrupción y la debacle financiera en que se encuentra actualmente?
—Nuestro candidato Enrique Peña Nieto ha sido enfático en el sentido que no se privatizará PEMEX. Seguramente, presentaremos una reforma energética adecuada, que vuelva eficiente a la empresa, permitiendo la inversión privada, en el entendido que se pondrán algunos nichos, algunos candados que no pongan en riesgo la soberanía energética. Es importante señalar que PEMEX era una empresa de clase mundial, incluso, mucho más fuerte que PETROBRAS, de Brasil; en los años 70’s y 80’s, PEMEX era visto como modelo y hoy, es una empresa que ha caído estrepitosamente, al grado que hemos perdido el liderazgo en producción petrolera.
—Es claro que uno de los grandes problemas para el avance de México en algunas materias, es la existencia de sindicatos, la mayoría, fuentes de corrupción e impunidad. De hecho, la reforma laboral se ha complicado por la excesiva injerencia sindical. ¿Tendrá el PRI una propuesta, sino para controlar o desaparecer los sindicatos, por lo menos para crear condiciones que permitan avanzar sin caer en la confrontación?
—Obviamente, llevamos una reforma laboral interesante. Será una reforma laboral que permita generar más empleos, proteger a los trabajadores, pero también, abrir alternativas para millones de jóvenes que salen de las universidades y que actualmente, no encuentran trabajo. Es una reforma que tiene también el propósito de reactivar la economía. Estoy seguro que el futuro presidente, Enrique Peña Nieto, no pactará con grupos que pretendan dañar el interés nacional.
—La experiencia de algunos países asiáticos que han superado fenómenos como la estatización financiera y la pobreza extrema, ¿es factible retomarla para lograr que México se estabilice económicamente?
—Ghana y Corea del Sur, en los años 60’s, eran igual de pobres que el México actual. Hoy, esos dos países son tigres de desarrollo y calidad de vida para sus habitantes. México tiene todo el potencial para superar sus carencias y convertirse en líder de América Latina. Necesitamos creerlo e impulsarlo; esto se logrará, solo si retomamos los esquemas de crecimiento sustentado, si todos hacemos nuestra tarea.
—Hablaba usted hace un rato de reformas, las cuales están preocupantemente estancadas en el Congreso de la Unión. A su juicio, ¿cuál cree que es la más urgente a sacar de los cajones?
—Lo que tenemos ahorita, es cuestión de eficientarlo mucho más. Veo secretarías que no están funcionando adecuadamente. Hay programas de gobierno que no están a la altura de los mexicanos. Entonces creo que lo primero que hay qué hacer, es una política de resultados. Hay programas que fueron creados por el PRI y están dando resultados. Pero ya es tiempo de pasar de la política asistencialista a una política de desarrollo social que no deje nunca de atender y mitigar la pobreza. Necesitamos revertir políticas mal enfocadas y darles un perfil productivo.
Por eso, no me gustaría decir cuál de todas las reformas es la más importante; tenemos que darle un gran y buen mantenimiento a nuestro país y hacer las reformas que se requieran, como la fiscal, que es un reto importantísimo. El gobierno requiere más recursos para proveer de mejor educación a la gente.
—De alcanzar un escaño en el Senado, ¿será usted impulsor de acuerdos?
—Se han privilegiado muchos acuerdos que, incluso, en la última entrevista que escuché del presidente Felipe Calderón, lo reconoció; dijo que se ha avanzado en muchas iniciativas que presentó, pero no presentó reformas de gran calado. Esperamos contar con una mayoría priísta para alcanzar las reformas que el país requiere.
—¿Qué errores ya no cometería el PRI para no volver a caer de la gracia de los electores?
—El principal tema es enfocarnos a una política de resultados, transparente y democrática. El PRI es un partido que le ha dado muchos resultados a la gente. Estamos en una nueva dinámica, una nueva generación que entiende que la gente, ya no quiere discursos.